Las leyendas que han dominado el fútbol mundial los últimos 15 años, empiezan a bajar su nivel y será necesario acostumbrarse a un fútbol menos sobresaliente.
Los dos gigantes que han dominado el fútbol mundial los últimos 15 años, comienzan a mostrar una decadencia evidente en su nivel de juego. Ya no marcan todo lo que tocan, ya no les da para remontar eliminatorias con individualidades imposibles, ya no son los de antes. Con el mundial del 2022 como punto de referencia de su retiro, debemos mentalizarnos de que no veremos nada parecido en el futuro, y no meter presión a jóvenes con calidad pero no capaces de llegar al nivel de Messi o Cristiano.
“No creo que Messi y Cristiano sean los mejores jugadores de la historia, sin embargo, pienso que su rivalidad ha sido lo más bonito que nos ha podido regalar el fútbol”
Desgraciadamente la rivalidad Madrid-Barcelona ha sido llevada a Messi y Cristiano, llevando al periodista y al espectador a la comparación fácil y cayendo en la ignorancia de menospreciar a uno por los logros del otro. Sin duda, Leo y Cristiano se han hecho más grandes el uno al otro, con una rivalidad basada en el talento contra el trabajo y la ambición.
El principio del fin
Aprovechando el escándalo que hay entre el Barcelona y la espantada de Messi, me gustaría recordar el momento en el que todo empezó a cambiar en el fútbol. Volvamos a la temporada 2017-18, Cristiano gana su última Champions con el Madrid tras un año filtrando a la prensa su deseo de salir del club blanco. Desde entonces, Cristiano no ha vuelto a alcanzar las cifras estratosféricas que conseguía antaño y no ha pisado unas semifinales de Champions. Messi, por su parte, ha caído humillado año tras año en la Copa de Europa y un Madrid mediocre le ha arrebatado La Liga. Ahora Leo cree que lo mejor para él sería salir de Barcelona porque el club pasa por una crisis estructural y económica que repercute en los resultados deportivos. Sin duda, estamos ante el ocaso de sus respectivas carreras. Si ambos abandonan los clubes en los que hicieron historia, nada garantiza que vayan a resurgir de las cenizas. Por todo esto, pienso que hay que empezar a abrir la mente y a ser conscientes de que nunca veremos nada parecido a la rivalidad de estos dos genios.
La presión en las nuevas promesas
Es lógico que el aficionado busque remplazo a los ídolos que le han marcado durante una gran época. Sin embargo, caer en este error no hace más que someter a una presión insoportable para los jugadores jóvenes o recién llegados a clubes grandes. Tenemos claros ejemplos como el de Coutinho en el Barcelona, que llegaba para remplazar la figura de Neymar, sin embargo, no consiguió encontrar su sitio ni adaptarse a Barcelona. Otro ejemplo de presión innecesaria es darle el número 7 del Madrid a Mariano. El dominicano llegó tras una gran temporada en el Lyon, pero darle el número legendario por excelencia del club blanco, es poner sobre sus espaldas un peso exagerado y capaz de ser soportado por muy pocos. Este efecto negativo que genera tanto la prensa deportiva como los hinchas de los clubes, es reflejado en el juego de los futbolistas durante la primera temporada. A los jóvenes hay que integrarlos, darles un periodo de adaptación y sobre todo, minutos para poder conseguir sensaciones en el terreno de juego. La mentalidad en el fútbol es uno de los factores más importantes, son muy pocos los jugadores que nada más llegar a un club han asumido el rol de estrella, o han pedido el brazalete y los galones del vestuario. Ni siquiera Cristiano o Messi lo hicieron, ambos con 19 años tenían un rol de promesa en sus equipos. El único jugador que desde el principio asumió ser el mejor en todos los clubes en los que jugó, fue Maradona. Y él además, tenía el carácter para ser el líder del equipo en cada partido. Y evidentemente, no todos los jugadores son Maradona, de hecho, nadie será Maradona. Por eso hay que hacer el esfuerzo de no caer en comparaciones ni en portadas fáciles tras una buena actuación de un jugador joven.
Es el turno de Francia e Inglaterra
Los dos países están siendo fábricas de grandes jugadores con toda la carrera por delante, y que poco a poco, se están ganando su sitio en la élite mundial. Tenemos el caso de Jadon Sancho o el de Mbappé. Jugadores que, a sus 20 años, han alcanzado un nivel altísimo y unas cifras de ensueño en sus respectivas ligas. Luego llegan jugadores como Greenwood, Foden, Aouar, Koundé y compañía que están culminando un gran año 2020. En lo personal, pido calma con todos ellos, ya que, darles la presión de tomar el relevo de Messi y Cristiano, solo podría perjudicarlos. Ya habrá tiempo de hablar de balones de oro, de botas de oro y de lo que sea, de momento, disfrutemos lo poco que nos queda de Leo y Cristiano y tengamos paciencia con los jóvenes que comienzan a despuntar.
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